La primera vez que quiso quedar con ella no pudo llegar por las inundaciones en la m-30. Declararon su barrio zona catastrófica y ella pareció sonreír, desde el otro lado del mundo. Un lugar seco, cafeinado, con ligero sabor a tabaco.
La segunda vez que quiso quedar con ella cayó el mundo capitalista tal y como lo conocemos. Los lunes nunca fueron buen día para una primera vez. Por suerte ahora ambos tienen infinito tiempo libre y ayer volvió a intentar quedar con ella, pero comunicaba.
Si no tuviera miedo, llamaría de nuevo.
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